—¿Qué es lo que más consume de la casa?
Resulta toda una revelación el descubrir por primera vez cuánto consume de verdad cada aparato o cada bombilla de la casa. Uno se sorprende cómo sube el consumo en la pantalla del contador cuando se encienden electrodomésticos como la vitrocerámica (más de 1 kilovatio) o como la campana extractora de humos de la cocina (218 vatios cuando se pone a plena potencia). Sin embargo, lo que resulta también decisivo en el cómputo final es la cantidad de horas que estén funcionando cada uno, de ahí el peso en la factura de luz doméstica de aparatos como la nevera o la televisión. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), un hogar medio consume unos 4.000 kWh al año, y la mayor parte se va en el frigorífico (18%), la iluminación (18%), la calefacción (15%) o la televisión (10%). En el caso de la nevera, dado que está siempre en marcha, se recomienda tener una con la etiqueta energética A, A+ o A++ (la calificación más alta de eficiencia), pero igual que con la iluminación o con los otros electrodomésticos resulta también crucial cómo se use. Eso último se comprueba enseguida con el contador instantáneo: aunque el consumo regular del frigorífico no es alto, hay momentos que de pronto se dispara cuando se escucha entrar en funcionamiento el compresor de este electrodoméstico para mantener o recuperar el frío de su interior. Y esto ocurre con mayor frecuencia si se abren las puertas del frigorífico.
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